viernes, 26 de febrero de 2010

PIJAMA NOTURNO

Tamaña celeuma no tiene sentido. Le doy nota cero, pues diez no vale.

Me parece locura de alguien trasnochado la comparación de un gallego peyorado con el presidente de España. Tamaño elogio ultrapasa la raya de la sanidad y me deja tonto, pasmo de gozo por tanta fertilidad en las razones expresivas de una rosa de rojo color. Si el pundonor  de un gallego abyecto vale un zapatero, ¿cuanto valdrá el pendón de un marinero pignorado, valiente mixote calzado con zuecos de fina cepa? Los gallegos de Fraga le dieron precio cuando Feijóo campeaba en la sanidad del Estado: un cuarto a menos de lo que vale el menor sueldo de un miserable desesperado que por tan despectivo cordón al bordillo del cuello otra vida, infeliz y desdichada, mezquina y canalla, o cosa peor, le esperaba.

Raja mis noches la sombra de un pasado; raja hoy la penumbra de un sueño dorado. Marchita el capullo que podía haber sido seda en el rosal de espinos. Sombreo como un pijama nocturno vagando con capa y espada, sediento de la oreja y el rabo que me arrancaron cuando yo creía brillar en las luces de mi Estado. Ese soy yo, tengo alma y en mi cuerpo corre sangre roja de pureza blanca y estirpe azul. Soy el gallego que vale cero en el hablar de Rosa Diez.

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