martes, 2 de febrero de 2010

PRESUPUESTO (I)

Eran 10:40 de la mañana, el Presidente saludaba a todo el mundo. Acababa de enviar al Congreso el presupuesto para el próximo año, 2011.
Estamos en primero de febrero y por aquí llueve torrencialmente todos los días, y ya van cuarenta días con sus respectivas noches. Un fuerte viento con rajadas en remolino me hace pensar que mi casa va volar con todos nosotros dentro. En este momento, una lluvia de granizo chicotea puertas y ventanas y tiñe de blanco la calle. Un reguero sierra la parte más baja de la rua y sus aguas rujen torrencialmente por el camino  que las lleva al rio. El rio está lleno y a él llega agua por todos los lados. Bien allí hay un puente que me lleva al otro lado. No veo el puente. Se que esta allí porque el agua que corre por el cauce sube haciendo un arco para desplomares del otro lado. Un poco delante, donde antes era bañado del rio y ahora hay residencias urbanas, se oyen gritos de desespero,  el agua inunda las casas y les roba todo que tienen.
El presupuesto llega al Congreso. Refleja un serio desafío que afecta el país.
Galicia no está en guerra pero también tiene soldados en Afganistan. Galicia pierde puestos de trabajo todos los meses y los viene perdiendo hace mucho tiempo. Nuestro gobierno sueña sobre un colchón forrado de deudas contraídas a cuenta del despilfarro. De hecho, hace 10 años Galicia brillaba por la estrella de España. Nadie imaginaba que el súper plus, que Aznar contaba, se haría agua en un horizonte tan cercano. Sentí el drama cuando en los papeles se discursaba inversiones millonarias con base en ingresos que no igualaba los gastos ordinarios, y muchos gastos tenían el despilfarro como destino diario. Hace nueve meses vimos consagrar el nuevo padre de Galicia cuando Galicia ya estaba en crisis.
Todos los meses van al paro cientos de trabajadores y la economía sigue su escalada cuesta abajo, no por falta de brazos que contengan la riada y sí por falta de trabajo que han ahogado.
Nueve meses después continuamos peor por causa de los pasos que no hemos dado y así resbalamos liderados por la crisis que no es nuestra, ni de ahora. Era tiempo de cambiar el rumbo cuan descubrimos que el rumbo trazado nos había puesto en perfecta calmaría sobre un mar de sargazos. Ahora es tiempo de reaccionar, pero es importante entender que no conseguiremos pagar la deuda por el paso de la noche a la mañana, arrancando de los que no tienen y dándoselo a quien convenga.
En el presupuesto hay muchos programas que no sirven para nada. Subvenciones a diestro, siniestro y a los radicales, asignaciones por cuenta de la lengua, bilingua y ahora ahora, también trilingua. Cuantas asociaciones reciben contribuciones por mérito de hacer absolutamente nada. Y los técnicos de empleo, ¿que hacen en Galicia si en Galicia no hay empleo? Tiene sentido el técnico de empleo gestionando el desempleo? ¿Hay sentido en gastar dinero ajeno  (no digo tiempo, que gastar tiempo es bueno) en dos publicaciones para gallegos que entienden las dos lenguas? ¿Hay gallego que teniendo una obra en castellano adquiere la misma en gallego? Eso es cosa de castellano y temo que sean una minoría incapaz de justificar tanto despilfarro. Es más, yo diría que consideran tamaña proeza una burra abigarrada. 

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