El egoísta centraliza todo su interés en la satisfacción de sus íntimos deseos, sin importarle la necesidad o interés de su semejante. Distinguen tres tipos de egoísta: el ético, que es aquel que se apoya en un conjunto de normas que moralmente lo sostienen en el poder de actuar en causa propia. El sicológico, amparado en doctrinas de la Psicología, que defienden la tesis de que las personas solo se mueven en función de sus particulares intereses. El racional, elaborado por el pensamiento de que es simplemente natural actuar en beneficio propio.
Expuesto lo puesto, no puedo evitar extraer algunas consideraciones del discurso de mi amigo Francisco Xesus, relativo al tema del voto de los gallegos que por alguna razón viven en el exterior.
Primero, para Jorquera, vivir en el exterior parece un crimen que debe castigarse con la supresión del derecho al voto. Si como diputado en el congreso español, Jorquera vive, por razones que no interesa citar, en Madrid, alguien debía exigir a Xesús que vista la caperuza para que no se asuste cuando por él mismo se escucha.
Es anómalo y antidemocrático que, en el congreso español, dos individuos, sin vinculo cualquier con la España de los españoles, y mordaces agitadores de un supuesto nacionalismo regional, discutan el futuro político del país y nación que fue de sus padres y ahora quieren negarla a sus hijos.
El voto a las elecciones europeas, para este individuo, debe ser libre, secreto y directo en urna de cristal,… vigilada en Bruselas por interventores y apoderados del antiguo ejército prusiano. Es de esperar que para mostrar sus vínculos con Europa habrán de probar que saben hablar todas las lenguas europeas, mayoritarias y minoritarias, claro.
A los partidarios de la supresión del derecho al voto de los gallegos (paradójicamente admiten el derecho al voto como españoles y europeos) si no consiguen probar residencia en este barrio durante un tiempo mínimo, a criterio de los sancaetanenses, debían prohibirles cualquier trabajo en San Caetano y, consecuentemente, no les será lícito trabajar en Galicia, reservado el derecho constitucional de poder hacerlo en los limites de su nativa parroquia.
En 31 de agosto de 1961 nacía, en el Ferrol del Caudillo, el niño Francisco Jesús (daquela non se escribia Xesús). A pocos kilómetros, en Cee, mi madre lloraba la pérdida de su hijo para la emigración. A diez mil kilómetros, abandonado entre extraños, en una pensión italiana de un país americano, yo ahogaba un grito de morriña con gruesas lágrimas, recordando egoísticamente el día de mi santo Ramón.
Pon tus ojos en el océano
Pon tu alma en el mar
Cuando la noche se haga interminable
Por favor, acuérdate de mí.
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