domingo, 9 de enero de 2011

RECTO AL ABISMO

Estamos en la cuesta de enero. Difícil.es subirla. Mejor y más cómodo seria bajar por ella y alcanzar los aliceres de nuestro fundamento democrático. Solo así nos posicionaríamos frente a la realidad para descubrir que Galicia es la eterna olvidada de los propios gallegos. Y en este sentido debo coincidir con mi amigo Moncho Borrajo... y ¿como no?, también con las causas del atraso de las obras del AVE en territorio gallego.
Bueno, hay que pensar como debemos atraer el turista. El dinero que ellos traen es divisa para que el gobierno gallego gaste con empresas que no son gallegas y la divisa se transforme en deuda, que sirve para aumentar, sin mucha conciencia,  el cociente del producto interno bruto por habitante gallego.
Hubo un día que yo pensé que la iglesia de mi pueblo fuese nuestra, de los hijos de los que nacieron en el pueblo y la construyeron y la sostuvieron con su trabajo, sus rezas, donaciones, empeño y dedicación. Inicuo pensamiento, pues aunque me vea obligado por mi fuero íntimo a reconocer que durante toda mi niñez sus puertas estuvieron abiertas al diálogo que yo tenia con todos los santos, y en especial con  el niño en el colo de la imagen retirada, según dicen, de los juncos de la ría, cuando la ría tenía juncos – y esto es verdad porque algunos yo los vi-, alcanzado mi mayor edad y deseando confesar mis desdichas a los mismos santos mantenidos en los mismos lugares, las puertas estaban trancadas y la visita solo era posible en horas determinadas, como bien reza la cartilla de una buena administración mundana y privada. La propaganda del cura era activa y eficaz, instigaba a los fieles para que reconociesen la miserabilidad de un euro donado por el oficio divino en cada acto litúrgico. Todos debíamos colaborar y yo colaboré en lo que pude y con lo que más tarde yo necesité. ¿Colaboré para qué y para quien? Es lo que yo me pregunto en todo alborecer de los días que aun consigo contemplar con estos mis ojos gallegos, un pouco cansadiños de tanto ollar.
Usted puede decirlo: el socialismo real cayó para favorecer el capitalismo salvaje comandado por los hunos pocos, qué sabiamente utilizan los principios de solidariedad en favor de un egoísmo insolidario, galicosamente racional y morfológicamente egotista. Piense usted en lo que está pasando a nuestros desempleados, a nuestros desahuciados, y reflexione lo que ayer pasó en Arizona, lo que pasa en Irak, Afganistán, Méjico o en cualquier otro país donde se impone el régimen del poder del dinero. Después diga que la provocación que usted estimula a los santiagos del mundo es un reto que nos lleva recto al abismo.

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