lunes, 24 de enero de 2011

TINTARELLA DI LUNA

Bueno, si lo dice Rajoy, ¿quien soy yo para desmentirlo?

Debido a las fuertes tormentas que azotan la cumbre de mi vivienda, hoy he tenido que subir al techo de mi casa, que supera los 800 metros por riba del nivel del mar; subí para emparchar algunos agujeros hechos por bolas de granizo en teja con fibra de amianto. En mi mundo virtual el frio está que pela; en el mundo real, el calor estaba de abrasar. Creo que ya voy encerrando una etapa de mi vida, pues la sed que me atacó, cuando los rayos de sol se clavaban en mis espaldas, era insoportable. ¡No, no!, No era sed de urnas. Era sed de agua, water, H2O; sed típica del cuerpo que transpira demasiado, no vallan ustedes pensar otra cosa.

El cambio es inminente aunque yo no lo quiera. Ocurre siempre de seguido a una etapa que se encierra para formar otra que se inicia. Exige mucho esfuerzo, sin duda; esfuerzo concentrado de todos aquellos que tienen en sus manos los remos de la galera y, en su capitán, la visión de un nuevo rumbo para alcanzar un nuevo puerto.

A esta altura del juego, mi partido es aquel que me da alegría viendo la belleza de sus jugadas, aquel que dispara hacia la meta teniendo en la mirada el objetivo de alcanzarla con dedicación, honradez y buen preparo.


Ni siempre un equipo que gana es el que más placer produce a sus asociados de cartera o de ilusión. Ni tampoco aquel que más propaganda hace es el que tiene mejor producto. En la nueva etapa que se aproxima ya no ilusiona las palabras maquiladas, los anuncios mentirosos, las promesas que no se cumplen, el puerto que nunca llega. Recurrir a las cosas que ya han pasado es como querer llamar Colón para que retome el timón de la galera y, acto seguido, abandone sus remeros en la parte occidental de la isla La Española, hoy Puerto Príncipe.


Por ahí vemos que recurrir intempestivamente a imágenes del pasado puede no ser una buena idea.  Si entonces pudimos y habiendo pasado el tiempo nos hicimos viejos, que otra cosa que no la estulticia puede animarnos a decir Yes, I can. Bien que nos gustaría mantener el poder la vida entera, pero llega un momento para ceder, voluntaria o por la fuerza, el entusiasmo de la gloria eterna. Y más si esa gloria fue temporal al amparo de una jugada de dados en que las caras opuestas tienen idéntico número.

Can que ladra non morde e se morde vai ver que está com raiva.

Comprometerse a hacer lo que nunca han hecho cuando poder tenían, principalmente tratándose de austeridad, transparencia y cuentas sanas, es un compromiso que suena en el vació para que en la piedra no se grave. 

Casa de ferreiro, coitelo de pau.

No es ese coitelo mal afilado el sable que raja por todos los lados de la fragua gallega? Ni con cincuenta mil desempleados, con caudal de doctores licenciados, y otras tres veces más de personas bien preparadas, no conseguimos gestionar ideas para mantener el bien estar que antes teníamos y ahora, frente al abismo, piden para que demos un paso al frente: si nos salvamos en al caída, todo continuará igual; si nos estrellamos en el abismo no habrá nada que hacer.  
Como un claro de luna
Paliducho me he quedado
Cada vez que hay luna llena
Me vuelvo cándido.

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